La Luna no tiene un campo magnético global, pero algunas de sus rocas superficiales muestran un magnetismo residual que indica que debe haber existido un campo magnético global en periodos tempranos de la historia lunar.
Sin atmósfera ni campo magnético, la superficie lunar está plenamente expuesta al viento solar. En sus 4.000 millones de años de existencia muchos iones de hidrógeno han sido capturados por el regolito lunar, de manera que las muestras de regolito proporcionadas por las misiones Apolo resultaron muy útiles en el estudio del viento solar.
Este hidrógeno solar también podría ser usado algún día como combustible para cohetes.
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