Recientes observaciones de la NASA han revelado que la Luna sufre cambios geológicos importantes. Algunas montañas han crecido hasta nueve metros y se han extendido algunos kilómetros a lo largo, como si fuesen arrugas.
Previamente, se pensaba que estas transformaciones ocurrían solamente en el ecuador de la Luna, pero ahora se han descubierto prácticamente en toda la superficie.
Dado que la Luna no tiene un núcleo activo, los científicos creen que la capa más externa está arrugándose del mismo modo que lo haría una fruta cuando se deshidrata. El centro del satélite se contrae por el enfriamiento progresivo y su corteza muestra arrugas que antes no existían, y este fenómeno está sucediendo con gran rapidez.
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